¿QUÉ ES EL COMERCIO JUSTO?
El Comercio Justo nace en la década de los 60. Es una iniciativa que relaciona a productores, empresas y consumidores con el fin de comerciar desde la ética y la sostenibilidad. El Comercio Justo respeta los derechos humanos, las tradiciones y las culturas de los pueblos explotadores de recursos desarrollando una actividad económica, social y ambiental razonable. El objetivo del Comercio Justo es que los beneficios de ambas partes estén de acuerdo con el trato “demanda-oferta” para llevar a cabo un correcto desarrollo de la actividad.
EL COMERCIO JUSTO EN ESPAÑA.
Según el último informe publicado por Comercio Justo, el crecimiento de ventas está siendo exponencial por las nuevas empresas que se suman a esta tendencia. En 2018 el Comercio Justo facturó más de 77 millones de euros en España, un 55% más que el año anterior. Alrededor de 200 marcas con 850 productos certificados por el Fairtrade, 50 marcas son españolas aportando 300 productos al mercado, y 150 marcas extranjeras, con 550 productos.
Aunque parezcan cifras positivas, si dividimos los 77 millones de euros facturados por el Comercio Justo entre los casi 47 millones de habitantes en España, obtenemos una media de 1,63€ de gasto por persona. Según las últimas fuentes en el ranking de comercialización de producto de Comercio Justo durante el 2018 en Europa, España se sitúa en penúltimo lugar por delante de Polonia.
Para hacernos una idea del consumo que hacemos en España, podemos comparar el gasto con los países que encabezan el ranking, como por ejemplo Suiza, que hace un gasto anual de 80€ por habitante, Irlanda con 72€ o Finlandia 42€.
La Organización Mundial del Comercio Justo (World Fair Trade Organization, WFTO) trabaja en la modificación de las pautas del comercio internacional y lo potencia a través de políticas públicas y sensibilización de la población, y ha realizado un decálogo de estándares para llevar a cabo esta enmienda.
- Creación de oportunidades para productores y productoras en desventaja económica.
- Transparencia y rendición de cuentas en administración y relaciones comerciales.
- Ayuda en el desarrollo de capacidades tanto administrativas como organizativas.
- Promoción del Comercio Justo mediante campañas de información.
- Pago de un precio justo por el trabajo realizado y ayudas para financiar campos de cultivo.
- Equidad de género en todas las etapas de producción.
- Condiciones de trabajo dignas.
- Prohibición de explotación infantil. En el caso de que exista, debe constar en las organizaciones de Comercio Justo y que no afecte al bienestar, la educación ni la seguridad del niño o niña.
- Cuidado del medioambiente.
- Relaciones comerciales basadas en la fraternidad, la tolerancia y la confianza.
COMERCIO JUSTO EN EL SECTOR TEXTIL
Cuando hablamos de comercio justo en el sector textil, hablamos de producto de calidad ya que se utilizan materiales de mayor categoría como en la ropa ecológica. Las tiradas de metros o prendas suelen ser mucho más reducidas por el coste que conlleva. El target del producto está dispuesto a pagar más, cuando puede verificar la transparencia que existe desde la cadena de producción hasta el producto final bajo el sello Fairtrade, que es sinónimo de responsabilidad con los productores y el entorno en el cual se desarrolla la actividad.
Muchas empresas que se dedican a la producción de artículos textiles, calzado y decoración en general, han apostado por trasladar sus plantas de producción a países en vías de desarrollo. Esto supone un abaratamiento de costes pero al mismo tiempo también se llevan a cabo mejoras en la inserción laboral y en las condiciones de trabajo.
En Bangladesh, que es el octavo país más poblado del mundo existen iniciativas, aunque todavía queda muchísimo por hacer.
A raíz del horrible suceso del desprendimiento del edificio Rana Plaza, causando la muerte de más de 1.000 personas, se implantó un aumento de la vigilancia por parte del gobierno y de las empresas para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores.
La organización artesana BaSE apuesta por condiciones laborales y de vida dignas empleando a 10.000 mujeres en el sector textil, teniendo en cuenta desde una perspectiva integral, las áreas de pobreza y los aspectos económicos de las comunidades más desfavorecidas.
CONCLUSIÓN
Aunque decidamos producir fuera de España, no estamos enriqueciendo a los países como Bangladesh porque el crecimiento se ha hecho en base a competir en bajos salarios y con pocas inspecciones laborales. De este modo se contrata a más gente pero el sueldo de los trabajadores sigue siendo bajo por lo que el activismo sindical sigue brillando por su ausencia.
El Comercio Justo no trata de romper con la industria de la moda, pero sí que pretende modificar en la medida de lo posible la explotación desmesurada de recursos que hacemos en el planeta, bajo la premisa de mejorar las condiciones medioambientales y al mismo tiempo las condiciones laborales. Todo esto se hace realidad gracias a personas que están realmente comprometidas y son conscientes de las diferencias que existen y están dispuestas a llevar a cabo un sistema sostenible y equitativo.